jueves, 30 de noviembre de 2017

Desierto...

Relato

Llegarás al desierto cuando caiga la noche y miles de estrellas te recibirán hasta donde alcanzan tus ojos, tu mente viajará una y otra vez hacia el infinito, hacia lo que has dejado atrás, añorando unas llamadas que probablemente no recibirás...y no podrás dormir a pesar del cansancio, es entonces cuando el sonido de la llamada a la oración te devolverá de nuevo a la realidad y te erizará la piel, recordarás porque has venido y todo el trabajo que queda por delante, estás allí y debes dar la mejor versión de ti mismo, porque hay almas que lo esperan...y con esa mezcla de sentimientos, verás llegar la luz del día sobre un cielo totalmente limpio, es hora de comenzar.
Te cruzarás con montones de personas, cada una con su historia, cada una con su vida, personas con las que solo podrás comunicarte con el lenguaje del amor, la solidaridad y el trabajo bien hecho, porque no hablarán tu idioma... pero sabrán comprender. Entenderás que las lágrimas de una madre son igual de dolorosas en cualquier parte del mundo a pesar de la diferencias culturales y que el miedo en los ojos de un niño es universal, no puedes flaquear, te debes a ellos, esto que has elegido es lo que realmente te completa y te hace más tú mismo.
Ordenarás tus pensamientos al abrigo de un buen té saharaui y probablemente llorarás, pero eres fuerte y continuarás hacia delante historia tras historia, caso tras caso, puedes hacerlo y en el fondo de tu corazón destrozado lo sabes.
La tarde caerá en el desierto, en unas horas habrás acumulado vivencias para poder escribir una canción o dos; las bromas y las risas de tus compañeros te distraerá de tus pensamientos negros como la tarde de Siroco, reirás y te sentirás en familia, orgulloso de formar parte de ese equipo genial, de este gran proyecto humano.... y llega de nuevo la noche con sus miles de estrellas, con tus problemas de sueño... pero esta vez la llamada a la oración de las 5 de la madrugada te hará recordar a las personas buenas a las que has ayudado y a aquellos que por ser especiales, se han colado en tu corazón para quedarse, despertando sentimientos dormidos, aportando luz y haciéndote mejor persona
Un día de cooperante, un día para crecer... un día que no podrás ni querrás olvidar.
Texto: Carmen Donado
Fotografía: Javier Moset